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TEXTOS SIEMBRA

"Yo puedo ser negra, pero no  identificarme como negra. Pero yo SÍ soy negra y me identifico como negra. Entonces, yo quiero que otras también lo hagan, que puedan encontrar en mi almacén un estilo de ropa, un accesorio, que nos identifique como afro”.

Entrevista a blanco y negro con una colorida emprendedora

Por: Camila Orozco

Doña Amparo Arrechea es una mujer afrodescendiente, oriunda de Bogotá. Es auxiliar de odontología, administradora en salud, y ejemplo vivo de emprendimiento y fuerte trabajo. Vive con Laura, su hija de 21 años, y tiene también un hijo mayor, Andrés Felipe de 31. A sus retoños los califica como su “mayor motivación en la vida”. Doña Amparo es una mujer encantadora, cordial y hacendosa. En su trato a los demás se revela la calidez de su ser, y también la fortaleza de su personalidad. 

 

Pero esa calidez y tacto no han sido los únicos motivos por los que el nombre de Amparo resuena en este municipio del Norte del Cauca, donde la población afrodescendiente se impone sobre la demás. Su almacén de ropa y accesorios es uno de los más visitados por los habitantes del municipio, pues ahí doña Amparo expone sus más maravillosos diseños de ropa y accesorios, y su sonrisa y disposición, están también a la orden del día. Orgullosa de su cultura, doña Amparo hace sus diseños siendo consiente del significado profundo de cada puntada y hasta cada peinado. Sus conocimientos de las raíces de la cultura afro y la relación de los mismos con su estilo de vestir y tendencias, ha permitido que doña Amparo entregue productos llenos de sabiduría y calidad. Reconoce que las trenzas y los turbantes, son su mayor debilidad por la historia que esconden detrás.

 

Al preguntarle cuál ha sido el momento de mayor trascendencia en su vida, no dudó en vincularlo con su mudanza desde la metrópoli Bogotá hasta el tranquilo Santander de Quilichao y su surgimiento como emprendedora. Doña Amparo relató cómo la reestructuración del Seguro Social, donde laboraba, fue la oportunidad de abrir su almacén “Arrebatos”, que hoy goza de fama y buen nombre en el municipio.

 

 

María Camila: Doña Amparo, ¿cómo inició este proyecto de vida?

 

Doña Amparo: “Yo he sido muy inquieta, aparte que yo tenía mi trabajo con la mejor empresa que ha tenido el país, he sido muy inquieta… muy inquieta.  Me gusta la parte comercial, las ventas… entonces yo siempre siendo empleada manejaba mi ‘plan B’. Fui comerciante, vendedora de revista…  vendía ropa interior por catálogo, ropa por catálogo… y así, lo hacía porque me gusta y porque ayudaba a incrementar mis ingresos. Entonces cuando decido venirme para acá, ya eso no lo hacía. Entonces yo empiezo a ver que Santander estaba empezando a dar como un cambio con la parte comercial, empieza a crecer, entonces a mí me ha inquietado mucho la parte étnica, me ha gustado la artesanía. Y yo aquí en Santander no veía almacenes de Artesanía. Entonces yo empecé a observar y dije si algún día tengo la oportunidad de tener un negocio, puede ser un vivero o unas artesanías. Pues, me dio más la posibilidad de hacerme las artesanías, y a un estilo de ropa también... Yo miraba que acá había gente vestía más o menos como yo. Entonces ya me decían ‘Vee qué blusa tan bonita’, y yo respondía que yo las vendía, y así yo misma  fui haciendo mi propio mercadeo. Entonces mis amigas me empezaron a decir Amparo, vos por qué no ponés un almacén, y yo: pero no ve que yo trabajo? Y quién me lo atiende?, entonces empezamos a madurar la idea en la casa, entonces una sobrina dijo: no pues tía, móntelo que yo se lo atiendo, entonces lo puse, y sí, pero entonces, económicamente no me daba para montarlo sola, entonces apareció un socio que era el novio de mi sobrina, entonces él me dice tía, móntelo que yo pongo el local, entonces ‘trin’, lo montamos, se llamaba a manos, y así chiquitico hacíamos cosas, trabajábamos a mano, hacíamos accesorios… era más que todo como de accesorios y el estilo de mi ropa… cuando se acaba la relación de ellos dos y casualmente empieza el problema del seguro social a quererse acabar, entonces yo quité el almacén, me lo llevé para mi casa, sin embargo conservé mis clientas, yo les decía vea tengo tal cosa, tengo tal otra…”

 

MC: ¿Qué significa para la cultura afro lo que usted hace?

 

DA: “Yo quiero preocuparme por la parte Afro. Porque es que yo tengo mi identidad bien marcada, porque yo puedo ser negra, pero no  identificarme como negra. Pero yo SÍ soy negra y me identifico como negra. Entonces, yo quiero que otras también lo hagan, que puedan encontrar en mi almacén un estilo de ropa, un accesorio que nos identifique como afro, eso, empecé a inquietarme por eso. Y siempre participo en los espacios Afro, si hay una reunión, allá voy… eso es...”

 

MC: Doña Amparo, ¿qué es la cultura Afro… qué envuelve?

 

DA: “A ver, nosotros somos alegría, somos una cultura, pues valga de mucho aporte… intelectual… somos sabor… es una cultura que hay que reconocerle demasiado, por el aporte que ha hecho… Nosotros somos de picante, tenemos una habilidad para resolver cualquier situación que nos esté agobiando, tenemos ahí con humor, la chispita para resolver cualquier situación. Aquí en Santander había un almacén en el que todas las empleadas eran negras, y entonces un día nosotras preguntamos ¿por qué?, y la dueña del almacén dijo: por honestas. Y es verdad. Hablando de género, la mujer negra es muy honesta. Esa espiritualidad que tenemos, que de pronto muchos no han analizado, pero sí.”

 

MC: ¿Dónde aprendió a hacer lo que hace?

 

DA: “Pues yo creo que eso fue como genético. Mi papá era arquitecto y yo relaciono mucho la arquitectura con la creatividad, el arte y el diseño. Y pues  a mí nadie me enseñó. Desde chiquitas todas fuimos muy querendonas y auténticas con la parte cultural Afro. Mis hermanas mayores fueron bailarinas de la folklorista Delia Zapata Olivera. Y siempre nos ha gustado. Yo aprendí a bailar viendo a mis hermanas… ellas también tejían, yo aprendí viendo… Y bueno, los componentes de nuestra cultura: el peinado, los turbantes, los accesorios, la ropa. Mis hermanas por estar en las danzas, empiezan a viajar, y se quedan en Estados Unidos. Entonces ellas desde allá empezaron a mandar toda la información de tendencias de los afro allá: Cómo se vestían, como se peinaban… entonces el haberse ido para allá, fue una influencia bastante grande…”

 

 

MC: ¿Qué significado tienen los colores tan llamativos en el vestir de la cultura Afro?

 

DA: “Hay dos culturas que son muy parecidas en su vestir. La cultura Afro y la hindú. Somos de colores, yo creo que por su geografía… influye mucho… los colores cálidos… el territorio hace que las prendas sean así, de mucho color, mucho estampado… como hay figuras abstractas, con flores… Por ejemplo si uno va a las playas colombianas es lo que uno ve, es por el clima… Los colores fuertes los relaciono con la alegría de la cultura…”

 

MC: ¿Y el turbante?

 

DA: “El turbante es uno de los símbolos más representativos de las mujeres Afro. Yo me acuerdo de mi mamá, que usaba una ‘pañoletica’ todos los días. Se hacía sus trenzas y encima la pañoleta. Pero como todo, el turbante tiene su historia, y es que las mujeres negras, cuando estaban en los campos de las plantaciones en la época de la esclavitud, lo usaban para taparse del sol. Ahora hay cantidades de formas de usarlos. Tienen hasta significados las formas de ponérselo… por ejemplo dicen que la forma en que yo lo uso es sensual, coqueto… que es la forma de estar buscando novio…” (En medio de sonrisas) “Yo lo uso porque me queda bien el estilo…”

 

MC: ¿Y las trenzas?

 

DA: “Uy las trenzas, para mí son la mayor representación de lo que uno es y lo que está buscando, porque con las trenzas en la época de la esclavitud, era la forma de comunicarse entre mujeres. Como sus amos no las dejaban compartir o hablar, entonces ellas usaron el cabello. No sé cómo decir que ahora una trenza es de tres… el origen, ¿por qué tres cabellos?, una amiga me decía, fácil Amparo: Padre, Hijo y Espíritu Santo… somos muy espirituales… y ya había que buscar qué hacer con esos tres cabellos. Entonces cuando ellas tomaban la decisión de que se iban a volar, haciéndole el diseño a otra, estaban informando por dónde iban a coger para lograr su libertad… Entonces si hacían una curvita era porque había un árbol, si había otra, era un riachuelo, entonces así lograban el mapa. Por otra parte, ya se iban a ir, entonces ellas necesitaban recursos para poder comer cuando ya se hubieran ido. Entonces, en medio de las trenzas echaban las semillitas de lo que fueran a cultivar en su nueva vida, entonces para mí es lo más relevante en los peinados…”

 

MC: ¿Hoy en día tienen significados?

 

DA: “No, hoy en día estamos sacando la cantidad de estilos para fiestas… y para look en general…”

 

MC: Entonces, ¿cualquiera no puede hacer las trenzas?

 

DA: “No, para hacer las trenzas, sin ser racista, es únicamente de nosotras… hacerlas es de nosotras… yo aprendí viendo, pero a mí me funcionó de pronto porque soy afro, y ese es mi sentir, y así es más fácil… es algo de mucha creatividad, igual que el turbante… mientras yo me lo pongo se me ocurre cantidad de cosas para cambiar de estilo… entonces… es en el sentir…”

 

MC: Doña Amparo por último, ¿usted siente que aún se ve mucha discriminación con la cultura Afro?

 

DA: Sí, lo he vivido mucho, y sigue habiendo discriminación.

 

MC: ¿qué mensaje tendría usted para concientizar a las personas de todo lo que ustedes aportan como cultura?

 

DA: Ante todo somos iguales, y la cultura afro ha dado muchos aportes tanto deportivos y artísticos como intelectual, no solo aquí en el país, sino internacionalmente.

 

 

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