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TEXTOS SIEMBRA

Amparo Arrechea es una mujer afro descendiente, administradora en salud y auxiliar de odontología bogotana, su familia está conformada por ella y sus dos hijos, un hijo de 31 años y una hija de dos años, aunque actualmente solo vive con su hija. Sus padres ya fallecieron, y tiene nueve hermanas y un hermano de los cuales tiene tres hermanas y un hermano en Estados Unidos y seis sobrinos en ese país.

Crónica de la vida de una mujer afro

Por: Daniela García

Su infancia estuvo muy marcada por la discriminación, sus estudios de primaria y bachillerato los realizó en una escuela donde ella y sus diez hermanas eran las únicas niñas afro del colegio, por lo que todas las demás niñas las discriminaban expresando que no se querían sentar con ellas por el hecho de ser de negra. En cuanto a la educación de colegio, doña Amparo comenta que nunca se les explicaba a las niñas las diferentes culturas y razas que hay, es por esto que ella recuerda con profunda tristeza cómo las niñas del colegio pensaban que ella y sus hermanas eran negras pero del mugre, pensaban que no se bañaban y por eso las discriminaban y las marginaban.

 

Por otra parte siempre fue muy acomedida en su escuela y le gustaba ayudarle a la profesora en todo lo que necesitara, y recuerda que el vivir cerca del colegio le permitía que esto de ayudar en todo, fuera posible. Le encantaba participar en las danzas, en los bailes, cantos y todos los actos culturales, destacándose siempre por ser una buena representación de la cultura afro descendiente.

 

Estudió y trabajó en Bogotá, y decidió irse de la capital al ver que la seguridad de sus hijos se estaba viendo afectada, por lo que se fue a vivir al departamento del Cauca, exactamente a Popayán, porque ahí era donde vivían sus padres. En Bogotá doña Amparo trabajaba con el Seguro Social, y consideraba que no quería perder su empleo en esa empresa, entonces pidió traslado y trabajó en Popayán por tres años, pero se complicó su estancia en esta ciudad por cuestiones de transporte y resolvió pedir de nuevo otro traslado, esta vez a Santander de Quilichao.

 

Doña Amparo describe que el momento de mayor trascendencia en su vida fue el choque cultural de pasar de vivir en una ciudad tan grande como lo es la capital de Colombia Bogotá a Santander de Quilichao, por ser un municipio tan pequeño.

 

Sin embargo esto no la derrotó pues a ella le han gustado mucho las ventas y la parte comercial. Siendo empleada doña Amparo fue también comerciante, vendía por catálogo, y ella recuerda que esto lo hacía por gusto y porque también vio esto como una manera de poder incrementar sus ingresos. En el momento en que ella decide irse a vivir a Santander de Quilichao en el año 1997 pudo notar que este municipio apenas estaba comenzando a crecer comercialmente.

 

Ella expresa con suma alegría su pasión por las artesanías, pues siempre le han gustado y percibió que en Santander no había ningún almacén de este tipo y vio  eso como una oportunidad de introducirse en un mercado nuevo y pensó siempre en tener la oportunidad de crear su propio negocio de artesanías.

 

Posteriormente, por su manera de vestir fue haciendo su propio mercadeo, y promocionando las cosas que ella vendía y fue así como la gente se empezó a enamorar de esta cultura y estilos de moda que ella misma hacía y vendía encargándole y comprándole pues eran prendas auténticas.

 

Hasta este momento doña Amparo no tenía ningún almacén de ropa, solo vendía por encargos y todas las personas le sugerían que montara un almacén, pero ella lo veía como un imposible ya que ella trabajaba y no le quedaba tiempo, además no tenía quién le administrara el local mientras ella no estuviera. En aquel momento una de sus sobrinas se ofreció para administrarle el local.

 

 

 

Pero ella no contaba con los recursos suficientes para todo lo que requería el local, por este motivo en ese momento fue cuando el novio de su sobrina se ofreció a ser su socio y pudieron llevar a cabo este sueño de que doña Amparo tuviera su local de accesorios, ropa hindú, ropa afro, un local pequeño llamado “a manos” en la carrera diez del municipio de Santander.

 

Un día su sobrina le dijo que no podía administrarle más el negocio, que había peleado con su novio y ahí se acabó la sociedad. Sin embargo, doña Amparo siguió abriendo el local únicamente los días sábados, que era cuando a ella le quedaba tiempo para atender y vender a sus clientes, pero vio que esto no le estaba funcionando entonces decidió cerrarlo y vender desde su casa. Conservó a sus clientes y les ofrecía las cosas que tenía.

 

Años más tarde, se acabó el seguro social,  la empresa para la cual ella trabajaba y fue cuando se dispuso a volver a montar su local, ella sola, pero que tuviera muchas más cosas de la cultura afro ya que ella tiene y se describe con una identidad afro muy marcada y quería ayudarle a otras mujeres afro a reconocerse como negras con la parte de los turbantes y las trenzas.

 

Amparo se describe como una mujer muy activa, pues siempre participaba en los espacios culturales lo cual le ayudó bastante porque finalmente eso era lo que le gustaba y lo que la motivaba para reafirmar su cultura por medio de las cosas que vendía en su local.

 

Su propósito es que más personas se unan a rescatar la cultura afro, dándole a conocer a los demás, su cultura, pues es muy importante lo que ellos le aportan al resto del país y al mundo por medio de trajes de peinados, accesorios, comportamientos culturales, artesanías del pacifico, gastronomía, etc.

 

Además que es muy importante resaltar toda la comida tan sabrosa que nos provee el mar tanto de la costa Atlántica como de la costa Pacífica. También cabe resaltar en este punto la importancia de los deportistas afro como por ejemplo la reina del salto triple Catherine Ibargüen, en el atletismo, estrellas en el fútbol y en todos los diferentes deportes donde las personas afro se destacan fuertemente.

 

Doña Amparo nos cuenta que su papá era un gran deportista, fue un lanzador de jabalina importante y reconocido lo cual la llena de orgullo porque desde su hogar siempre ha visto como estas personas se destacan siempre en lo mejor, en su familia siempre estuvieron los mejores deportistas, los mejores abogados, los mejores odontólogos, etc.

 

Para esta mujer, la cultura afro se define como alegría, como una cultura que hay que reconocer, pues ha sido de mucho aporte intelectual, deportivo, personas con sabor, y se emociona al tener que describir  su etnia, sin tener palabras suficientes para describir a estas personas tan carismáticas, y que a pesar de los problemas siempre sacan el lado positivo de todas las cosas sin dejarse afligir por las cosas negativas que estén pasando a su alrededor.

 

 

 

Esta mujer se podría describir como una mujer de historias y cuenta que antes en Santander había un almacén donde todas las empleadas eran negras, y ella un día se inquietó por saber por qué todas las empleadas eran afro y preguntó a la dueña y esta le respondió que todas sus empleadas eran negras por honestas y eso es algo que resalta porque le da orgullo saber que a su gente se le reconoce por ser buena gente, honestas y honradas.

 

Sin embargo, a todas las mujeres afro se les ha estigmatizado por ser “empleadas del servicio” y aunque el trabajo no es deshonra esto una forma de racismo, pues siempre que ven una mujer negra la asocian con ser la mujer de oficios varios, no obstante, a doña Amparo le da alegría saber que contratan a las mujeres negras por ser mujeres honradas y honestas.

 

Lo que es hoy en día esta mujer, lo define con mucho entusiasmo como algo genético y empírico, no como algo que se tenga que estudiar y aprender; esta herencia viene de su padre, pues aparte de ser atleta, su padre era arquitecto y ella asocia la arquitectura con creatividad, diseño, arte y pasión. La pasión de su padre por la arquitectura hizo que ella se apropiara de sus valores culturales, siempre desde pequeña se describe como una persona auténtica en la parte cultural afro, sus hermanas fueron bailarinas de la reconocida Delia Zapata Olivera, una mujer afro que fue bailarina, folklorista, profesora y difusora de las danzas del Caribe y el Pacífico Colombiano.

 

No podíamos hablar de la vida de alguien sin que nos cuente cuál es el estilo que la define, y esta mujer habla acerca de las prendas que usan las mujeres de cultura afro las cuales son muy coloridas, llenas de alegría y pues es que el territorio y el clima hacen que sean así, estampados, figuras abstractas, figuras con flores, los colores fuertes para doña Amparo significan alegría, sabor y empuje que caracteriza a estas personas.

 

En especial una de las prendas más significativa para las mujeres afro es el turbante que es un retazo de tela rectangular y es uno de los símbolos más representativos de estas mujeres, y es que como dice doña Amparo eso tiene un significado histórico; cuando las mujeres negras estaban en los campos de las plantaciones en la época de la esclavitud en África, lo usaban para taparse del sol, aunque hoy en día hay muchas formas de usarlo, se sigue teniendo presente esa tradición histórica y cada forma de colocárselo tiene su significado.

 

 

 

También hace énfasis en sus peinados, las trenzas son la mayor representación de lo que son estas mujeres, porque con las trenzas nos cuenta doña Amparo que en la época de la esclavitud era la manera de comunicarse de  las mujeres, porque los amos nunca las dejaban estar juntas ni tener un rato de ocio por lo que ellas utilizaban el cabello para comunicarse. Cuando una mujer afro tomaba la decisión de que se iba a escapar, ella haciéndole un estilo de peinado a una de sus hijas o a alguna mujer, estaba comunicando cómo iba a hacer y por dónde iba a salir para lograr su libertad, si en el diseño de la trenza hacían una curva era que por ahí había un árbol si hacían otra curva era que por ahí había un riachuelo, y era su mapa de escape.

 

Finalmente doña Amparo da un mensaje de sesibilización a todos los que lean esta texto, de que todos somos iguales ante los ojos de Dios, no debemos prejuzgar a las personas sin conocerlas, no se les debe catalogar ni poner apodos ni por alto, bajo, gordo, flaco, negro, blanco todos somos personas y se nos debe reconocer como tal.

 

 

 

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